Intervenciones terapeúticas para curar las heridas narcisistas - Revista Bonding (2024)

Resumen

Una buena relación entre padres e hijos, sobre todo hasta los tres años, comprendiendo y atendiendo las necesidades de la niña o el niño, es fundamental para un desarrollo sano y llegar adecuadamente a la etapa adulta. Cuando esto no se da apropiadamente propiciará que en terapia nos encontremos a personas con heridas narcisistas y poca autoestima, necesitadas de que les acompañemos a curar esas heridas. Como tratamiento propongo la Psicoterapia Humanista Integrativa, desde la creación del vínculo teniendo en cuenta cuál había sido su modelo de apego y como las experiencias en su infancia contribuyeron en su autovaloración, ya que los niños en su infancia introyectan los mensajes parentales que le llevaran a percibir cómo es el mundo y a si mismo, hasta la utilización de diferentes métodos de intervención para alcanzar el objetivo de la paciente y el proceso de cierre de la terapia.

Palabras clave : psicoterapia humanista integrativa, narcisistas, vínculo, autoestima, emociones, reparentalización

En muchas ocasiones, me encuentro en terapia con adultos que lo que realmente me están mostrando es a un niño de poca edad, que no sabe lo que necesita y en muchas ocasiones ni siquiera puede expresar lo que está sintiendo. Me recuerdan a niños muy pequeños y necesitados, por lo tanto creo que estos adultos que veo en consulta van buscando el amor y la valoración que les faltó en su infancia. Me pregunto entonces, qué le debió de ocurrir en el allí y entonces a este niño que hoy tengo delante. Considero claro que han debido de sufrir graves heridas emocionales que necesitan ser curadas, ya que hasta ahora, para minimizar el sufrimiento han hecho todo lo posible por evitarlas, no conectar con ellas, o incluso en algunos casos intentar disimularlas. Y pienso ¿cuál ha podido ser la herida primaria o narcisista?

Si partimos del concepto de herida narcisista en el psicoanálisis,vemos que,

Para W. Baranger (1991):«Se denomina herida narcisista todo lo que viene a disminuir la autoestima del Yo o su sentimiento de ser amado por objetos valorados».

Para Green (1983) «Los narcisistas son sujetos lastimados; de hecho, carenciados desde el punto de vista del narcisismo. A menudo la decepción cuyas heridas aún llevan en carne viva no se limitó a uno de sus padres, sino que incluyó a los dos. ¿Qué objeto les queda para amar, sino a ellos mismos?». Son historias en las que ha faltado el amor.

Freud(1914) señala que los sujetos con heridas narcisistas son aquellos que han atravesado inadecuadamente las etapas narcisistas necesarias para la constitución del yo, es decir que han sido insuficientemente narcisizados por la figura materna, ya que en esta etapa anterior al desarrollo de la palabra “el niño se identifica con la madre todopoderosa para construir su narcisismo y posibilitar la formación del yo. Pero antes tiene que ser un objeto de deseo para la madre, que es lo que no ocurre en estos casos…”

Al reflexionar sobre este concepto y conectar con este tipo de pacientes, que han padecido un trauma a una edad tan temprana en la que en muchas ocasiones no tenían palabras para expresar lo que les sucedía (Perry B. 2014), comprendo que ahora tampoco puedan recordarlo con palabras. Por lo tanto, en muchos casos será necesario que les acompañemos a que se permitan conectar con aquellas sensaciones, esta vez sintiéndose comprendidos y acogidos, y así ayudarles a curar sus heridas.

Interevenciones terapéuticas:

Creación del vínculo

En el tratamiento desde el enfoque de la Psicoterapia Humanista Integrativa, tendremos que ser conscientes de que frecuentemente el miedo a revivir aquello es tan grande, que necesitarán haber establecido con el psicoterapeuta que les acompañe, un vínculo sólido y potente en el que se sientan seguros y protegidos para atreverse a volver a conectar.

El tiempo es el número o medida del movimiento según el antes y el después” Aristóteles, (980 a.C.)

Introspección

Durante el proceso será importante que no nos olvidemos de Heinz Kohut (1971,1977) quien al hablar sobre el tratamiento de pacientes narcisistas, enfatiza en la importancia de mantener una gran empatía, animarles en su introspección y evitar las confrontaciones. Así mismo, es necesario trabajar también con su Adulto para que se atreva a despedirse de las creencias negativas sobre sí mismo y que le han llevado a tener baja autoestima.

Clarificación

Utilizaremos la técnica de “clarificación del Análisis Transaccional” para transmitir a nuestros pacientes que esa herida no tiene por qué haber sido intencionada, sino que en muchas ocasiones ha ocurrido como consecuencia de la diferencia entre la percepción del bebé al sentir una necesidad y lo que ha tardado el adulto en atenderla. Los niños viven el presente, no piensan en el futuro y tampoco son conscientes del pasado, cómo dice José Zurita en su editorial de Bonding Nº 168 Febrero de 2016

El recién nacido es un ser ATEMPORAL, es decir, no tiene percepción del pasado ni del futuro. Sólo vive el instante presente, por lo que la vivencia de una carencia se le antoja como eterna hasta que se sacia su necesidad. Si no ha comido siente que se muere de hambre. Si está solo se puede sentir abandonado para siempre. Y así puede procesar el resto de sus vivencias.”

Según Piaget (1978),el niño empieza a incorporar el concepto de tiempo en el estadio de las operaciones concretas, explica que aunque el bebé al llorar por alimento u otra necesidad y no obtenerla en ese momento, empieza a conocer la noción de duración, no será hasta más adelante cuando incorpore la noción de temporalidad.

En cada etapa del desarrollo el niño tiene unas necesidades de cuidado y amor parental distintas, y, como indica Pamela Levin (TAJ 1998), “… los padres debemos transmitir unos permisos acordes a las necesidades de cada etapa”. Ningún padre es perfecto, tienen limitaciones que van a influir en el desarrollo de sus hijos, quienes tendrán que ir adaptando su personalidad, o como Winnicott(1965) señala“… creando el falso self, para sobrevivir tanto física como emocionalmente”. Por lo tanto muchos niños, al no haber incorporado el narcisismo que todos necesitamos, o el sentimiento que todos hemos de tener de ser valiosos, confiados y dignos, continuarán internamente siendo bebés en búsqueda de la aprobación y valoración de los demás.

La confianza se forma en la relación que se establece entre el niño y su madre, en cómo ella está atenta a las necesidades del niño y en cómo lo cuida, valora y anima. Por lo tanto, si el niño percibe que la madre no está tan pendiente de él como él necesita puede llevarle a sentir inseguridad y poca confianza, tanto en él mismo cómo en el resto de las personas con las que se relaciona: “Si mamá, que es la que más debe de confiar en mí no confía, ¿cómo puedo yo confiar en mí?”.

Al escuchar a estos pacientes en terapia percibo dos tipos de mensajes, unos me dicen que aunque nunca sufrieron graves agravios, desilusiones o decepciones lo que me muestran que se sintieron de manera continuada incomprendidos o utilizados, que nadie reconoció sus emociones o sus logros, y que no se sintieron especiales para sus padres. Y los otros me cuentan que tuvieron unos padres tan hiperprotectores que no les legitimaron en su capacidad de afrontar dificultades.

En terapia debemos ser conscientes de la información que nos transmiten tanto de manera verbal como no verbal, y proporcionar lo que nos demandan para que empiecen a sentirse comprendidos, escuchados, atendidos, que respondemos a la vivencia de lo que nos cuentan o expresan; de modo que poco a poco nos permitan acercarnos y ayudarles a curar sus heridas. En este proceso tendremos en cuenta también cuál ha sido su modelo de apego y cómo han introyectado los mensajes parentales.

Resarcimiento de sus necesidades relacionales

Para ello será necesario crear un vínculo seguro, trabajando con ellos más allá de la empatía (Erskine 1999), valorando sus vivencias y experiencias y teniendo en cuenta que necesitan que les acompañemos a lograr la satisfacción de sus necesidades relacionales. Serán procesos largos, en los que durante gran parte de la terapia nuestra principal intervención terapéutica será la validación, valoración y comprensión de su vivencia. Aún haciendo todo esto con ellos, en determinados momentos en los que su sensibilidad sea mayor, pueden sentirse heridos o defraudados por nosotros, lo que les puede ocasionar miedo a que lleguemos a entender de verdad lo que les ocurre. Será importante entonces que les ayudemos a pasar esa fase de la terapia, reconociéndoles su dolor, acompañando al niño asustado que hay en su interior, aceptando que nuestra comunicación pudo herirles sin tener que disculparnos por ello, y que empiecen a vivir la frustración como algo positivo..

Suelen ser procesos lentos, ya que para que se permitan contactar con sus emociones y vivencias infantiles necesitan mucho tiempo y sentirse muy seguros, y aunque su necesidad más básica y primaria sea la del contacto, lo que han vivido y experimentado antes de llegar a terapia, no les permitirá recibir este reconfortamiento por miedo y argumentarán que no lo consideran necesario.

Trabajo corporal

Sus cuerpos suelen ser bastante rígidos, por lo que tendremos también que poner atención a ir acompañándoles en el proceso de desbloquear las tensiones que aparecen en su cuerpo, por ejemplo en el diafragma, pelvis, cuello, espalda, y claramente su cabeza. Empezar con ejercicios de respiración puede ser un buen comienzo, ya que estos no suelen asustar demasiado.

Reparentalización

Cuando el vínculo sea suficientemente seguro, empezaremos a emplear diferentes técnicas como la Reparentalización (Schiffs 1969,)“… esperando que permanezca Adulto entre sesiones, manteniendo sus responsabilidades adultas regulares.”

Exploración fototerapeutica

Para que empiecen a contactar con su Niño y se decidan a mostrárnoslo podremos pedirles que nos traigan fotos de su infancia y hacerles preguntas del tipo: ¿cuántos años tienes en esta foto?, ¿dónde estás?, ¿quién te cuidaba?, ¿con quién jugabas?, ¿qué pensabas?, ¿qué crees que necesitaba ese niño y no tuvo?, ¿tenía miedo alguna vez? La finalidad de esta propuesta es que ese Niño que anteriormente no había sido atendido, empiece a encontrar en terapia un nuevo modelo de Padre protector que lo quiere, valida, valora, protege y pone los límites necesarios para su adecuado desarrollo.

Trabajo emocional

En esta etapa necesitarán que les ayudemos a expresar las emociones que vivieron en su día, y no supieron o pudieron expresar: el enfado y la tristeza por la incomprensión y falta de apoyo, el miedo por el qué va a ser de mi. Que les expliquemos que tenían derecho a estar enfadados, tristes o a tener miedo en aquellos momentos. Que les digamos que comprendemos que no pudieran expresarlo entonces, y que para curar esa herida ahora pueden empezar a poner palabras y a expresar lo que sintieron, y que cuentan con nuestro apoyo, amor y comprensión. Como terapeutas seremos conscientes de que habrá momentos en los que tendremos en consulta a un niño llorando a moco tendido o pataleando, y otros en los que tendremos a un adulto con la necesidad de ir colocando en su cabeza lo que hasta ahora estaba negado. A nivel emocional también será importante que les acompañemos a hacer el duelo de esas figuras parentales que nos les proporcionaron lo que necesitaron

Autorreparentalización

Por otro lado también será bueno que les acompañemos a “reestructurar y actualizar su estado Padre” (M. James 1974 “Autorreparentalización”) pasando por todas las etapas para que compense lo que por exceso o defecto no recibió adecuadamente en su día: una nueva figura que apoye, comprenda, acompañe, valide, valore y proteja a su Niño. Para ello animaremos al paciente a que busque en otras figuras parentales o de una relación vertical importantes para él, la satisfacción de aquellas necesidades que no fueron cubiertas en su infancia

Y como conclusión quiero remarcar que en el procedimiento desde la Psicoterapia Humanista Integrativa para acompañar a estos pacientes a curar sus heridas será importante tener en cuenta todos los pasos

  1. Crear un vínculo seguro
  2. Introspección
  3. Clarificaciones
  4. Resarcimiento de sus necesidades relacionales
  5. Trabajo corporal
  6. Reparentalización
  7. Trabajo emocional
  8. Autoreparentalización

Y algo fundamental será que, como terapeutas, les acompañemos en su proceso, mostrando nuestra compasión cuando están tristes, protección cuando están asustados, apoyo cuando están enfadados; que compartamos su felicidad, validando sus sentires y valorando sus capacidades y logros. Animándoles a empezar a contactar con sus necesidades y a pedir lo que necesitan en cada momento.

Barudy J. “Los desafíos invisibles de ser madre o padre: Manual de Evaluación de las competencias y la resiliencia parental” Gedisa. 2010

Chias M. / Zurita J. “EmocionArte con los niños, el Arte de acompañar a los niños en su emoción” Desclée De Brouwer. 2009

Erskine, Richard G.; Moursund, Janet P.; Trautmann, Rebecca L. “Más allá de la empatía” Desclée De Brouwer. 2012

James, M. (1974) “Autorreparentalización: Teoría y procedimiento”. Artículos seleccionados de Análisis Transaccional. Editorial CCS. 2007

James, M. “Itsnevertoo late to be happy!” Quill Driver Books. 2002

Kohut, H. (1971). The Analysis of the Self. New York: International Universities Press.

Kohut, H. (1977). TheRestoration of theSelf. TheUniversity of Chicago Press.

Masterson, J.F. “Thenarcissistic and borderlinedisorders” Brunner / Mazel 1981

Osnes, R.E. (1974) “Reparentamiento puntual” Artículos seleccionados de Análisis Transaccional. Editorial CCS. 2007

Perry B. D. (2014) Homeostasis, Estrés, Trauma y Adaptación. Una visión del neurodesarrollo del trauma en la niñez”.www.ChildTrauma.org

Intervenciones terapeúticas para curar las heridas narcisistas - Revista Bonding (1)Macarena Chías

Subdirectora de Bonding

Psicóloga Psicoterapeuta

Artículo publicado en la edición especial de Bonding 15 años en papel

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